OPINIÓN

LA COLECCIÓN DE TAZAS.

CUENTO # 14

CUENTOS DE CUARENTENA.

Cada una viene de un lugar en el que hemos estado, o me las han traído mis
hijos, o amigos que estando de viaje, recuerdan mi gusto por ellas, y cargan en su
equipaje estas expresiones de cariño.

Me encanta usar una diferente cada día, pensar en el lugar de donde proviene y
así, imaginar que estoy allá. Cada día, mi café tiene el sabor local de un país diferente, de un pueblo mágico, de un lugar que aún no conozco, pero que está en mi lista de sueños posibles.

Precisamente, ahora que me encuentro guardadita en mi casa, pues los semáforos han cambiado de color pero la pandemia sigue cobrando víctimas cada vez más cercanas, y por si esto no fuera suficiente advertencia, muchas personas andan por la calle sin tapabocas, sin careta y sin que les importe propagar el virus.

A veces pienso que mejor me dé de una vez, para quedar inmune. Pero luego, veo
a mis seres cercanos, deshidratándose, ahogándose, y recuerdo que cada quien
reacciona diferente, que los hospitales están abarrotados, que hay escasez de medicamentos… Son muchas más las razones que me llevan hacia la prudencia.

No tengo muchos pretextos para salir, pues mi trabajo, mi ejercicio, mis alimentos
y mi espiritualidad están concentradas en ésta lugar.

Y salir a la calle, es toda una producción: Guantes, careta, mascarilla, desinfectante. Y de regreso, pasar por el filtro casero, para no introducir más bichitos de los que ya andan pululando por aquí.

Eso, sin añadir, que es asfixiante portar la mascarilla todo el día.

Por todo esto, dirijo mis oraciones a todos aquellos que tienen que salir a trabajar,
tomar el autobús, el metro, el taxi, cada día. Porque el hambre y la falta de dinero,
son peores que cualquier virus.

Sé que este virus llegó para quedarse. Sé que nuestras vidas han cambiado para
siempre, que hay un antes y un después.
Sé también, que hay otras enfermedades que también cobran su cuota aunque no
sean tan famosas como el COVID 19.

Total, que mientras se acomodan las cosas, se restablece la economía hogareña y
del país, me quedan estos sueños cotidianos, maravillosos gracias a esta imaginación que me entregaron con mi certificado de vida terrenal.

Mi café de hoy, es de Londres…

¿En dónde estaré mañana?

Con Amor

Marissa Llergo.

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