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LA MÁSCARA DE MADERA; TRADICIÓN DE TANLAJÁS QUE PERDURA 👹👺

“El Diablo 👹👺 puede adquirir diversas formas, ocultar su rostro lo hace hipócrita y es una manera de burla”.

HISTORIA DE VIDA.- Ubaldo Lárrara Lárraga, es un artesano de máscaras oriundo del municipio de Tanlajás, San Luis Potosí.

En 1976 inició como ayudante del señor Anastasio Acuña Miranda (don Tacho), reconocido artesano quien durante décadas elaboró máscaras para la Toreada de los Diablos de Tanlajás.

En sus inicios, don Ubaldo, se dedicó a observar el proceso de elaboración de máscaras, con un trazo perfecto con lápiz para marcar la líneas de la cara, comenzó a conocer la utilidad de las herramientas, en aquel entonces rústicas, pues el mismo don Tacho las elaboraba.

Esta determinación de sacar adelante su trabajo, fue lo que motivó a Ubaldo, quien se ofreció a apoyarle a cortar el pedazo de madera adecuado, la mayoría de las veces de árbol de pemoche o colorín. Procedía a quitar la cáscara o corteza, hacer el hueco donde va el rostro de la persona que la usa, darle forma a las orejas, la nariz, o si se trataba de un animal, a la trompa. Así comenzó, realizando estas tareas básicas, pero siempre teniendo a un instructor con mucha trayectoria.

Para 1977, a la edad de 17 años, Ubaldo comenzó su participación como Diablo en la Toreada, aunque no contaba con alguna máscara, por lo que con un pedazo de madera seca y con el conocimiento básico adquirido, elaboró una propia con forma de calavera, aunque sin pintura, como las de muchos otros Diablos de la época. En aquellos años, solo el que tenía recursos podía tener consigo una máscara pintada y vestir con el atuendo tradicional.

Los años pasaron y Ubaldo fue mejorando su técnica, para 1987 apoyado por sus compañeros, comenzó a elaborar máscaras con mayor grado de dificultad y con mejores acabados, incluso participó en un concurso organizado por maestros de telesecundaria, en donde obtuvo el primer lugar. En esta competencia también participó una máscara de don Anastasio Acuña, a partir de entonces, Ubaldo siguió su propio camino, siempre agradeciendo a su maestro la oportunidad que le dio de aprender su oficio.

Casi no existen en el pueblo de Tanlajás máscaras de esa época, muchas fueron vendidas, pero la mayoría se destruyeron a garrotazos, tras el juego de la Toreada, pues los combates entre diablos y toreadores eran más rudos que ahora.

Tras la muerte de don Amador Villaverde Caro, quien era el Diablo Mayor de Tanlajás, la responsabilidad pasó al joven José María Villaverde (Chema), sobrino de aquel. Sin embargo, fue tanta la responsabilidad y tan grande el hueco que dejó la partida de don Amador, que en plena Semana Santa decidió concluir con su encargo, de pronto, los Diablos se encontraron sin líder.

Tras este acontecimiento, otros dos Diablos Mayores fueron nombrados, pero con ellos pasó lo mismo, renunciaron a su encargo demasiado rápido.

Es entonces cuando nombran a Ubaldo Lárraga Lárraga como Diablo Mayor, él decidió asumir la responsabilidad con compromiso y sobre todo, amor por la tradición.

Durante su paso como Diablo Mayor, el joven Ubaldo llevó a cabo talleres de elaboración de estas artesanías entre Diablos de su edad, fue así que cada participante de la Toreada comenzó a elaborar sus propias máscaras.

En 1992 Don Ubaldo apareció en la revista México Desconocido, pues dos reporteros del medio acudieron a Tanlajás a conocer la tradición y realizaron un reportaje de lo acontecido en aquella Semana Santa. Don Ulbaldo fue entrevistado por trabajadores de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, ellos le dieron realce a la tradición. Esta proyección llenó de gusto a todos, muchos videos fueron capturados por turistas, fue a partir de entonces que los Diablos de Tanlajás comenzaron a ser conocidos más allá del estado de San Luis Potosí.

Don Ubaldo comenta, “fue muy difícil para mí estar al frente y con motivo de que me tuve que ir a trabajar a otra ciudad, me retiré del cargo de Diablo Mayor en 1994. Después de 18 años fuera del pueblo, regresé. Fui invitado para estar como instructor frente a un grupo de niños, bastante complicado trabajar con ellos varios meses. Atendía el taller después de mi trabajo, pero al final dio buenos resultados, pues se editó un libro denominado Las Caras del Diablo, porque el rostro del diablo se puede representar de muchas maneras”.

El diablo, dice don Ubaldo, puede adquirir diversas formas, puede ser un perro, un puerco, un tigre, un león, una muerte, una bruja, un vampiro o como de manera común se representa, con cuernos y colmillos. “Ocultar su rostro lo hace hipócrita, de esta manera se burla, para que nadie sepa quién es, por eso se le llama diablo, porque se representa de muchas formas”, señala.

Don Ubaldo ha sido instructor de personas adultas, a quienes fue más sencillo enseñar, sin embargo el trabajo fue igual de arduo y cansado y de igual manera lo hacía después de su horario laboral. De este taller salieron excelentes máscaras.

Ubaldo Lárraga obtuvo el tercer lugar en el concurso organizado por la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado y FONART en San Luis Potosí, del que derivó un importante premio.

“Pero para mí, lo mejor es que he sido reconocido por mi maestro, el señor Anastasio Acuña Miranda y eso me llena de satisfacción. También fui visitado por alumnos que en ese tiempo estudiaron antropología, entrevistado por ellos al igual por Televisa Monterrey y Televalles. Ahora no me considero el mejor, sino una persona que supo aprovechar y retener lo que realmente le gusta, que es transformar un pedazo de madera en algo simbólico, ahora estoy jubilado y buscar chambitas es mi prioridad”, concluye.

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