OPINIÓN

DE PROVOCACIONES Y PROVOCATIVAS, ELLA ME PROVOCO.

Señor Gobernador debe preguntarse ¿por qué a mí? y mis detractores le responderán; no se preocupe, no es real, “es cuestión política” “busca golpear” “quiere dinero” “pide cese a la violencia, pero es violenta” “¿qué culpa tiene su esposa, el fiscal, los comisionados, los secretarios de lo que le hicieron a la mujer? Usted señor gobernador no la violento entonces ¿Por qué cargarlo con tal responsabilidad? Yo le explico; nuestra Ley Suprema le ordena a todo servidor público el promover y garantizar los Derechos Humanos, por lo que cuando usted protesto el deber de cumplir la Constitución desde ese momento sus decisiones debieron ser en el mejor interés de esta mujer y debió ejecutarlas con honradez, rindiendo cuentas y si señor gobernador; asumiendo las consecuencias.

Mire usted, su deber no se juzga únicamente desde su hacer, sino también desde su no hacer, cuando es testigo de violencia en contra de los propios, porque nosotros somos sus propios gobernador, usted nos representa a todos, porque al elegirlo nos elegimos a nosotros mismos, por lo que al ser cómplice de quien nos ejerce violencia teniendo el control sobre el hecho y decidir no detener la violación, sancionar a manera de fijar una postura fuerte y clara y procurar reparar a la víctima ya no es una simple complicidad, su conducta se convierte en un acto criminal y al mismo tiempo en una actitud suicida, no debe perder de vista que usted es un pedazo de nosotros por lo que la ley decrece cuando usted se sustrae aunque sea por omisión del cumplimiento de esta, no le producirá daños físicos o psicológicos pero si le produce deslegitimación y cuando un gobierno se vuelve ilegitimo, el ciudadano tiene el deber de no obedecerlo, porque es locura obedecer a un gobierno que se infringe su propia muerte.

Debe recordar que fue usted el que nos pidió ser votado por sus ideas las cuales nos aseguró estaban fundamentadas en colocar sus principios por encima de sus intereses, por lo que al momento de ser electo debió integrar su gabinete con personas cuya conducta fuera acorde a los principios que usted protesto enarbolar, se pudo equivocar, nadie está exento, pero al percatarse que no era así debió proceder al cese inmediato.

Esto señor Gobernador no es discrecional, el problema, su problema es que nunca tuvo oportunidad de actuar conforme sus principios, su comportamiento siempre ha estado condicionado a la conveniencia, es difícil sino imposible actuar con principios cuando antes de empezar ya los había sacrificado a favor del interés pero a pesar de la carencia si quiere sobrevivir no puede eximir ni otorgar el perdón a un integrante de su gobierno que viola derechos humanos, ya que por más acorralado la mejor opción no puede ser el silencio y la permisividad con quienes fungen no solo como su gabinete sino como sus consejeros.

Me gustaría ser empática con usted, tengo claro que ser gobernante no es fácil, se debe elegir con sabiduría lo que la rectitud del deber manda, debe exigir cuentas y al mismo tiempo debe darlas a su superior es decir a nosotros, al pueblo soberano, debe ser mucha presión el tener que justificar cada una de sus acciones, el verse obligado a rectificar consciente de tener el compromiso de enmendar su error, debe ser capaz de pedir una disculpa, debe de tener las agallas de remover los mando que han ayudado a auxiliar circunstancias que puedan sostener a funcionarios violadores y mentirosos, debe tener la fortaleza y valía de amputarse extremidad con peligro de gangrena, debe de tener mucha templanza para saber que le jodió la vida a alguien y poder seguir viviendo con usted mismo.

Pero ser ciudadano tampoco es fácil señor gobernador, tengo que decidir entre ser empática con usted optando por morir en mi casa en silencio o morir aquí en la calle gritando lo que usted me ha perpetrado y tolerado a pesar de jurar que jamás me lo haría cuando me pidió renunciar a mi poder y donárselo en una urna a manera de voto de confianza, por lo que concluyo; yo no debo porque ser empática con usted a la hora de decidir sobre como quiero morir máxime que es lo único sobre lo que tengo completo control y dominio, yo no he decidido pedir que voten por mis ideas, no le he pedido a nadie que elija mis principios y valores como los correctos encima de los demás, yo no he decidido que mi vocación sean los otros, no he decidido sacrificar mi búsqueda de un buen morir por un fin superior, en cambio usted si lo hizo, esa es mi razón de ¿por qué usted? Por si tenía el pendiente y aprovecho para informarle solo a manera de cortesía que mientras mis piernas me sostengan me mantendré firme, cuando ya no me respondan usare mi voz, y para ser sincera no he pensado que haré si me corta la lengua antes de tener el gozo de estar en presencia de la justicia, pero señor gobernador ¡me muero, literal, por averiguarlo ¡

Siempre suya la C. MARIA TERESA CARRIZALES HERNANDEZ .

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